Unidad Colaboratorio
Open City reciclando Cobo Calleja
Semestre primavera curso 2016 – 2017
Profesor: Almudena Ribot, Diego G. Setién, Enrique Espinosa. Doctorandos: Begoña de Abajo, Gaizka Altuna
Jose Ignacio Lee. MPAA-8
El taller Colaboratorio buscó potenciar procesos de diseño basados en la industria contemporánea y la transferencia tecnológica. Se desarrolló a través de la interrelación entre los estudiantes, donde cada individuo mantuvo cierto nivel de autonomía durante los intercambios grupales. Estas dinámicas grupales estructuraron las diversas clases y conformaron la columna vertebral del taller.
Durante la primera mitad del semestre se trabajó en grupos (con tácticas definidas para cada grupo: acupuntura, circuitos, megaestructuras, intersticios) con la intención de estimular el intercambio y la negociación entre los estudiantes. Y en la segunda parte los alumnos se independizaron para trabajar de forma independiente sobre un área del proyecto desarrollado grupalmente en la fase anterior. La estrategia pedagógica fundamental del taller se basó en la idea de colaboración entre el grupo y el desarrollo de actividades colectivas.
Durante las actividades colaborativas los estudiantes respondieron positivamente a las dinámicas grupales y lograron los objetivos planteados por los profesores. Aun así me llamó la atención que en el material producido durante las sesiones predominaran los textos sobre el dibujo o croquis. Tal vez se debió al carácter de “lluvia de ideas” que tenían las actividades. En este sentido, me parece en la última parte de cada sesión hubiera sido positivo plantear algún tipo de síntesis gráfica que sirviera de conclusión de la sesión.
En otras sesiones grupales también fue evidente la ausencia de una intención general que articulara todas las estrategias del grupo. Yo lo entendí como una falta de una operación: una forma en la que el grupo pudiera comprender cómo están operando todas las estrategias en conjunto. Además, se llegó a notar cierta indiferencia de las propuestas con lo que sucede actualmente en el sitio. Por ejemplo las estrategias de megaestructuras estaban haciendo que los proyectos “volaran” sobre el entorno urbano, en lugar de crear ciudad con las dinámicas sociales que suceden actualmente.
En este sentido, fue posible notar cómo las operaciones de los estudiantes se enfrentaban con problemas “reales” de aplicación. Para afrontar esta dificultad se planteó la estrategia de mirar y analizar los proyectos desde lo general y lo particular. Con esta mecánica los profesores trataban de establecer relaciones entre ambas escalas y con ello potenciar un modo de mirar la ciudad, una forma de pensar que es finalmente el objetivo de aprendizaje en el taller.
Por otro lado, me pareció muy positivo la participación de personas ajenas al taller en exposiciones y críticas de los proyectos de los estudiantes. Si en algunos talleres de diseño la monotonía, la rutina y el aislamiento de las clases desembocan en procesos proyectuales que no avanzan, las estrategias pedagógicas basadas en la colaboración con profesionales y estudiantes ajenos al grupo, fueron detonantes para mirar el proyecto desde distintos puntos de vista.
Por ejemplo la visita de profesionales que trabajan actualmente con la dinámica social y urbana del sitio, facilitó el contacto con la problemática “real” de la zona, y ayudó a los estudiantes a visualizar su idea de intervención como un proyecto posible de realizar. La participación del arquitecto y sociólogo del ayuntamiento planteó aspectos funcionales por analizar como: los residuos, la densidad de ocupación, la diversidad de actividades no permitidas, entre otros. Además, resaltaron la debilidad de las propuestas de los estudiantes para intervenir las construcciones actuales y afirmaron que la densificación de la zona está muy cerca de ser una vía posible de intervenir el polígono.
También asistió al taller una arquitecta graduada de la ETSAM que actualmente desarrolla estudios doctorales sobre la cultura oriental y sus formas de habitar la ciudad. La presentación de la arquitecta ayudó a que los estudiantes ampliaran su visión sobre la cultura de las personas que habitan en el polígono. Me parece que el catálogo de espacios, las fotografías y las historias de familias orientales que actualmente viven en Madrid, enriquecieron la idea que tiene el grupo sobre el impacto de los proyectos del taller sobre las personas que habitan el sitio. Creo que después de esta presentación, las propuestas de los estudiantes empezaron a integrarse mejor en la ciudad y dejaron de ser proyectos autónomos.
Otra estrategia colaborativa aplicada al taller de proyectos fue analizar grupalmente el trabajo de todos los estudiantes para determinar cuáles eran las mejores formas de trabajar en maqueta. Para esto los profesores elaboraron un tipo de juego donde los estudiantes calificaban tres aspectos de las maquetas presentadas. Esta dinámica estaba pensada como una actividad didáctica que estimulara la reflexión sobre el trabajo que cada grupo había hecho en las maquetas. La idea era estimular el cuestionamiento sobre los aspectos del trabajo que se podía considerar acertado y los detalles que se debían mejorar.
A pesar de que la participación dentro del debate se limitó a un reducido número de participantes, considero que el grupo estaba atento a lo que se estaba comentando. Creo que la conversación y la crítica de los trabajos potenció preguntas sobre aspectos que tal vez no fueron considerados a la hora de elaborar las maquetas individualmente. Me parece que el valor de la actividad estuvo en que el estudiante tuvo acceso a una manera distinta de analizar pequeños detalles que tal vez estaban dando por aceptados.
En términos generales mi participación dentro del Colaboratorio fue provechosa debido al acercamiento que tuve a metodologías grupales basadas en el diálogo y la construcción de acuerdos. Creo que los profesores se toman seriamente su trabajo docente y buscan constantemente maneras de evolucionar y experimentar con nuevas metodologías pedagógicas.