Stephen Foley: El grupo de repetidores Proyectos Uno
Debería decir primero que tengo serias dudas en la eficacia de una clase únicamente de repetidores. Entiendo que por el calendario como solo entran estudiantes en septiembre existe una situación única en proyectos uno, pero podrían esperar medio semestre para repetir con un grupo de alumnos nuevos mientras aprender otras herramientas que les puedan servir en su carrera o incluso vida profesional. Hacer una práctica, aprender inglés, aprobar bien otras asignaturas, ahorrar dinero, considerar bien si han elegido la carrera adecuada etc. El ambiente al comienzo del semestre fue mejorable. No hubo ninguna complicidad entre alumnos, todos eran repetidores así que no había ningún alumno bueno para infectar el resto del grupo o mejor dicho los buenos estaban desmotivados y no trabajaban, los menos hábiles no tenían referencias de sus compañeros de clase.
El grupo consistía de los que podían pero no querían, lo que querían pero no podían y los que ni quieren ni pueden.
Lo que aprendí de la situación es que el primer mes es importantísimo, es donde perdimos la clase. La estructura al principio era el siguiente; al principio de la clase yo me sentía con los alumnos que todavía no conocía mientras Javier hablaba de conceptos de como intervenir en el paisaje y proyectar que me inspiraba a mí, pero quizás fue demasiado intelectual o abstracto para los estudiantes repetidores de proyectos uno. Después de su presentación miramos el trabajo de los estudiantes todos juntos con respecto a la semana anterior.Como no trabajaban entre semana más que la mitad de la clase dejó de venir. Igual alguno pensaba “Si no me entero lo que dice este tío y encima no tengo nada que enseñar, no voy”, un razonamiento muy inmaduro pero probable entre los estudiantes que conocí.
En el primer mes de más que treinta estudiantes, nos quedamos con dieciocho.
Después la primera entrega cambiamos táctica y las clase cogió más forma de taller entre entregas donde los estudiantes venían con su trabajo que trabajábamos en grupos de tres a la vez, dividiendo la clase entre Javier y yo, y tuvimos mejores resultados. Los que no venían un día, solían venir otro. El propósito fue que se trabajara en clase todos porque era evidente que no trabajaban lo suficiente. Los alumnos que venían aprovecharon de la atención de dos profesores casi como clases individuales o tutoriales, solo unos pocos dejaron de venir aparte de entregar proyectos medio hechos.
Hablamos con Justo de este grupo que me dijo que era peculiar y no lo normal para esta escuela. Lo cierto es Paco Burgos ha podido sacar mejores resultados que nosotros con un grupo de repetidores más grande y por alguna razón u otra, el nuestro no salió como quisiéramos.
El caso es que como práctica de docente para mi fue muy bueno porque veía el progreso en muchos alumnos de manera muy directa, disfrutaba más de las sesiones que hicimos separados en grupos pequeños. Quizá había que ser mucho más estrictos y decir a los que no nos pueden seguir o no tienen suficiente interés deberían plantearse otro curso y dejaría arquitectura antes de involucrarse demasiados e invertir más dinero en la carrera, aunque creo que lo decimos a algunos.
Hacia el final del semestre la clase trabajaba más y algunos proyectos prometían. Es una lástima que no conseguimos que se arrancaran antes. Aprendí mucho en la sesión de las notas final que hicimos todos los profesores de proyectos cero y uno, había que comparar para ser lo más justos y democráticos y alcanzar un estándar alto. Hubo suspensos. No hay que engañar los estudiantes que no producían con notas más altas que merecían, es una carrera dura, larga y hoy más que nunca hay que amar y/o ser bueno haciendo arquitectura para poder sobrevivir en esta profesión. Espero que los cinco que no aprobaron piensen muy bien si quieren seguir en este curso aunque me sabía mal para las dos que venían siempre y no lograron pasar al próximo curso Los alumnos no respondieron tan bien como quisiéramos pero la experiencia fue muy buena y creo que me aportó más intentando sacar lo bueno de un grupo de repetidores que pudiera haber sido trabajando una clase entera de sobresalientes. Tenía que implicarme mucho porque necesitaban mucha ayuda y el progreso de algunos alumnos compensó el esfuerzo.